Estás pensando en preparar las oposiciones al cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias y ya sabemos que opositar es algo duro y exigente, pero si además le añadimos el cuidado de hijos, sobre todo si son pequeños, se convierte en toda una hazaña. ¿Crees que no puedes estudiar oposiciones con hijos?
Los niños exigen mucha atención y roban mucho tiempo, y el desgaste de su cuidado hace que en los ratos que nos puedan quedar libres para estudiar nos encontremos agotados y con pocas ganas de ponernos a leer reglamentos, leyes… Pero no es algo imposible, de hecho, es una circunstancia muy común en estas oposiciones. Esta no es una oposición como podría ser magisterio, Policía, Guardia Civil que suele ser vocacional. Normalmente los niños de pequeños no quieren ser funcionarios de prisiones (sería un poco raro…). Si alguno lo tiene muy claro desde muy joven suele ser porque tiene algún familiar que ya es funcionario de prisiones y aspira a tener su calidad de vida.
A esta oposición vienen muchas personas que ya han tenido contacto con el mundo laboral y que están cansados de sus empleos en la empresa privada. Ven en opositar una oportunidad para mejorar en la vida ganando seguridad, tiempo libre, sueldo digno y respeto a sus derechos laborales. Por ello, aunque opositan muchas personas jóvenes, hay también un grueso de personas que se encuentran en otra etapa de la vida, con familia y cargas económicas, de hecho, la edad media de los trabajadores de Instituciones Penitenciarias es bastante alta.
No debemos pensar que tenemos menos oportunidades de aprobar por tener cargas familiares, muchas veces es al contrario. Si estamos firmemente decididos a aprobar, las cargas familiares suponen una motivación extra, pues sabemos lo que nos jugamos al estudiar y la necesidad real de conseguir un aprobado. Esto nos empuja a dar el 110% de nosotros mismos: las facturas, el futuro de nuestros hijos, la necesidad de conseguir un trabajo que nos permita pasar más tiempo con nuestra familia… son factores que nos “aprietan” y nos hacen sacar fuerza de donde parecía que no había.
Por el contrario, a veces las personas que pensamos que tienen la situación idónea para aprobar, como podría ser una persona joven, sin hijos, sin cargas económicas, viviendo con sus padres y sin tener que trabajar… son las que no aprueban. Esto es porque su situación “sencilla” y sin aprietos no les empuja a centrarse completamente en la oposición y acaban distrayéndose y yendo a medio gas. Ahí es donde las personas a las que la vida les “aprieta” adelantan por la derecha, en motivación y disciplina.
Para estudiar oposiciones con hijos la clave es la organización, planificación y seguir unas rutinas a rajatabla. Gota a gota el agua perfora la roca, pues igual nosotros. No importa que sea poco el tiempo de que dispongamos, si somos constantes veremos el fruto tarde o temprano. Habla una ex-opositora que aprobó con un hijo en el mundo y embarazada del segundo.
Yo dejaba a mi hijo de 2 años en la guarde a eso de las 8 de la mañana y me iba a una biblioteca cercana hasta las 2 o las 3 de la tarde. Por la tarde, dedicaba el tiempo a la casa y a jugar con mi peque y aprovechaba las siestorras que se echaba para hacer test y repasar resúmenes. Así día tras día, lloviese o tronase. Siguiendo mi método y manteniendo una rutina. Al final, de una clase de 25 alumnos en los que veía que todos tenían unas condiciones personales más adecuadas que las mías, fui la única que aprobé, y no por más lista, sino por más motivada y disciplinada.
Mi consejo es que os enfoquéis en vuestras metas, que visualicéis ese futuro que tendréis si aprobáis, como fuente de motivación. El tiempo pasa muy rápido y al final todo este periodo de esfuerzo también pasará, pero os quedarán los frutos, que será una nueva vida con mayor libertad. Os prometo que merece mucho, mucho la pena, para vosotros y vuestros peques. Así que adelante y no tengas miedo de estudiar oposiciones con hijos.