En los últimos años, ha habido un aumento en la presencia de perros entrenados en las prisiones para mejorar la seguridad, la detección y búsqueda de sustancias ilícitas y también como herramienta de rehabilitación para los reclusos. La presencia de unidades caninas en centros penitenciarios no solo puede ayudar a disuadir la violencia y el desorden, sino que también puede tener efectos positivos en la salud mental y emocional de los reclusos.
En este blog, exploraremos los beneficios y desafíos de tener unidades caninas en los centros penitenciarios, así como los programas de entrenamiento y cuidado de perros para los reclusos. ¡Sigue leyendo para aprender más sobre esta interesante y enriquecedora práctica!
Unidades caninas en centros penitenciarios y los funcionarios de prisiones
Las unidades caninas para detección de drogas en las cárceles son un recurso fundamental para mantener la seguridad y el control en estos centros de reclusión. Los perros entrenados para detectar drogas son una herramienta valiosa para detectar la presencia de sustancias ilegales en los diferentes espacios de las prisiones, y pueden contribuir a prevenir el tráfico de drogas dentro de la cárcel.
El uso de perros para la detección de diferentes sustancias tiene una larga historia, y se ha demostrado que su capacidad para detectar drogas es muy efectiva. Los perros pueden detectar sustancias ilegales en cantidades muy pequeñas, lo que hace que su presencia en la cárcel sea una herramienta muy valiosa para combatir el tráfico de drogas.
Además, la presencia de perros en la cárcel tiene un efecto disuasorio sobre los internos y visitantes que pueden estar pensando en traficar drogas. Saber que hay perros entrenados para detectar drogas en la cárcel puede hacer que los internos o familiares que acuden de visita reconsideren sus planes y eviten cometer delitos que puedan acarrear importantes consecuencias penales.
¿Quién es el entrenador de estos animales y cual es su función?
Las unidades caninas para detección de drogas en las cárceles suelen estar compuestas por un equipo de perros y sus entrenadores, que son funcionarios de prisiones. Estos perros son de razas específicas y son especialistas en detectar diferentes tipos de drogas, incluyendo la marihuana, la cocaína, la heroína y la metanfetamina. Las razas más utilizadas para estos fines son el pastor belga Malinois, y el pastor alemán, razas de perros muy inteligentes y activos.
Los perros de la unidad canina para detección de drogas en las cárceles se entrenan para buscar y detectar drogas en diferentes áreas de la cárcel, incluyendo las celdas, los pasillos, los patios, los comedores y los talleres, pero también en el cuerpo y pertenencias de las personas, tanto internos como visitantes. Cuando un perro detecta la presencia de drogas, alerta a su entrenador, quien puede entonces llevar a cabo una inspección más detallada y tomar las medidas necesarias para evitar el tráfico de drogas en la cárcel.
Creación de nuevas unidades caninas
Actualmente está en marcha la segunda fase del plan de creación de unidades caninas en prisiones: doce equipos cinológicos distribuidos por toda la geografía española se sumarán a los once ya existentes.
El proyecto comenzó con una experiencia piloto en el Centro Penitenciario de Burgos en el año 2018. Desde entonces, de manera progresiva, se han ido constituyendo equipos de esta naturaleza en otras diez prisiones: Albolote, Algeciras, Córdoba, Huelva, Madrid III, Málaga I, Málaga II, Mallorca, Puerto III y Sevilla II.
Estos perros son entrenados en la técnica del marcaje lapa, que se caracteriza por ser poco invasiva: el perro se limita a tocar, o marcar, la zona en la que detecta las sustancias estupefacientes. Algunos de ellos han comenzado a ser entrenados también para el señalamiento de teléfonos móviles, otro gran problema dentro de las prisiones. Las unidades caninas son uno de los recursos, junto a otros, como registros, requisas y cacheos, de los que disponen los trabajadores penitenciarios para neutralizar la presencia de droga en el interior de la prisión.
Como accedo a la unidad canina en centros penitenciarios
Para acceder a uno de estos puestos como guía canino primero tienes que aprobar la oposición del Cuerpo de Ayudantes de IIPP y poseer alguna formación relacionada con la cinología (estudio de los perros), solicitar una de las plazas en el momento que se oferten y, si se te adjudica, seguir un curso de formación específico junto al perro que te asignarán, en el que te enseñarán a entrenarlo para que juntos logréis ser un equipo antidroga.
En resumen, las unidades caninas para detección de drogas en las cárceles son una herramienta esencial para mantener la seguridad y el control en estos centros de reclusión. Los perros entrenados para detectar drogas son muy efectivos en la detección de sustancias ilegales, y su presencia en la cárcel tiene un efecto disuasorio sobre los internos que puedan estar pensando en traficar drogas. Por lo tanto, es importante seguir utilizando y apoyando estas unidades caninas para mantener la seguridad en las prisiones.