Dentro del entramado del sistema penitenciario español, un detalle poco conocido, pero de gran relevancia es la existencia de las llamadas “cuentas y tarjetas de peculio”. Estas cuentas funcionan como depósitos bancarios a disposición de los reclusos, permitiéndoles gestionar pequeños gastos y necesidades dentro de la prisión. Aunque este sistema puede pasar desapercibido, encierra una dinámica que refleja tanto la preocupación por la dignidad de los reclusos como la importancia de la responsabilidad financiera en el proceso de rehabilitación.
Cada año, se canalizan cerca de 100 millones de euros hacia las cuentas de peculio en las cárceles españolas. Estos depósitos, alimentados por las contribuciones económicas de familiares y amigos y las retribuciones de aquellos que trabajan en prisión, brindan a los reclusos la capacidad de afrontar gastos durante su encarcelamiento.
Asignación de las tarjetas de peculio en prisiones
La asignación y administración de estos fondos no es aleatoria. Los más de 48,000 reclusos que existen en las cárceles españolas en total pueden gastar una cantidad prefijada por semana de su peculio. Los pagos no se hacen en efectivo debido a la prohibición del dinero en metálico en las prisiones. En su lugar, se utilizan tarjetas monedero conocidas como tarjetas de peculio. Con estas tarjetas, los reclusos pueden adquirir productos en el economato de la prisión, cubrir el costo de sus llamadas telefónicas semanales y, en algunos casos, comprar productos que no están disponibles en la prisión, como libros o televisores para las celdas. También se utilizan para depositar las retribuciones de aquellos reclusos que trabajan dentro de la prisión o en sus talleres.
Las medidas de seguridad y control en torno a estas cuentas son rigurosas. Solo personas autorizadas e identificadas pueden realizar ingresos, y cada transacción debe quedar debidamente registrada. Desde 2015, se ha implementado un sistema informático para supervisar y detectar movimientos inusuales o sospechosos en estas cuentas, especialmente aquellos que podrían indicar actividades ilegales dentro de la prisión.
El Ministerio del Interior ha emitido directivas para llevar a cabo investigaciones minuciosas sobre las personas que realizan depósitos en las cuentas de peculio de los reclusos vinculados con el yihadismo. Se indica los funcionarios penitenciarios la necesidad de elaborar informes mensuales sobre cualquier movimiento de fondos en estas cuentas que generen sospechas.
Una ayuda para la reinserción social
En última instancia, las cuentas de peculio son una pieza en el rompecabezas de la reinserción social. Más allá de su aparente simplicidad, estas cuentas desempeñan un papel en la responsabilidad financiera de los reclusos, al mismo tiempo que abogan por su dignidad y autonomía. Uno de los aspectos más notables de las tarjetas de peculio es cómo fomentan la responsabilidad y la educación financiera entre los reclusos. Al brindarles un monto limitado de dinero para gestionar, se les enseña la importancia de tomar decisiones financieras conscientes y racionales. Esta experiencia puede ser especialmente valiosa para aquellos que carecían de educación financiera antes de su encarcelamiento.
En un entorno donde la rehabilitación es crucial, esta práctica puede ser un paso hacia la normalización y la reinvención de vidas que buscan un nuevo comienzo tras los barrotes.