Los economatos, esos espacios dentro de los módulos de las cárceles españolas donde los internos pueden adquirir, con sus medios, diferentes productos aparte de los que les proporciona gratuitamente la Administración. Funcionan como pequeñas tiendas, como si fueran mini supermercados adaptados al contexto penitenciario. Dentro de estos espacios, el café y el tabaco se destacan como los productos más solicitados por aquellos que se encuentran entre las rejas. Además de los reclusos, el personal del centro penitenciario, incluyendo a los integrantes del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias, también tienen acceso a estos puntos de venta.
La diversidad de productos en los economatos de las prisiones españolas es notable, abarcando desde alimentos hasta artículos de limpieza, droguería, elementos de aseo personal, tabaco, café, refrescos, hasta artículos tan simples como bolígrafos y mecheros. Por ejemplo, los internos tienen la oportunidad de adquirir desde pasta de dientes y jabón de primeras marcas, embutidos en blíster, tomate triturado en unidosis, hasta pasteles y más productos de higiene y alimentación.
Precios en los economatos de las prisiones españolas
Si por alguna razón no encuentran un artículo en particular en los economatos, los reclusos pueden realizar solicitudes a través del servicio de demandas, mediante instancia. Siempre y cuando estos productos solicitados no violen las normas de seguridad de la prisión, el servicio de demandas se encarga de adquirirlos en tiendas externas.
Los precios en los economatos de las cárceles suelen ser más asequibles que los precios habituales fuera de las mismas. Por ejemplo, un café puede costar entre 50 y 60 céntimos, una Coca-Cola entre 60 y 70 céntimos, aunque el tabaco suele mantener un precio similar al de los estancos locales. La lista de precios en estos establecimientos es determinada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, la cual suele adquirir los productos de manera centralizada y distribuirlos en los distintos centros penitenciarios, a excepción de Cataluña y el País Vasco, donde estas competencias están descentralizadas.
Dos internos de confianza atienden en los economatos en cada módulo, conocidos como “economateros”. Ellos son responsables del inventario semanal, supervisando las ventas y las existencias de productos y, evidentemente, cobran por ello. El horario de apertura suele variar, generalmente abriendo entre las 9:00 y las 10:30 de la mañana, después del desayuno y del reparto de medicación, así como después de la comida y la cena, aunque estas horas pueden diferir según el centro.
Las tarjetas de peculio
Los reclusos no manejan dinero en efectivo dentro de las prisiones (salvo excepciones). Para realizar compras en los economatos, utilizan una tarjeta de peculio proporcionada por la prisión, donde sus familiares o allegados autorizados pueden depositar dinero los jueves, con un límite semanal de hasta 100 euros. Esta tarjeta también sirve para realizar llamadas desde las cabinas del módulo.
El economato emerge como un servicio vital dentro de los centros penitenciarios, siendo su buen funcionamiento fundamental para mantener la armonía entre los reclusos. Un mal manejo de estos espacios puede desencadenar problemas, por lo que se convierte en un factor crucial para el mantenimiento del orden dentro de las cárceles.